Llevo varias semanas viendo por las redes debates sobre el contenido de una novela romántica. Se está convirtiendo en un tema bastante controvertido las opiniones sobre qué es, qué no es, hasta qué punto es evolución, cuándo pasa a ser un nuevo género…

La polémica está servida, sin duda alguna, y cada uno puede opinar lo que quiera, pero el hecho es que hay unas reglas. Y si las reglas dicen que una novela romántica debe tener un final feliz y satisfactorio para los protagonistas, no intentéis vender como novela romántica una historia cuyo final ni es feliz ni es satisfactorio.

¿Qué ocurre cuando vendes a un lector una novela romántica que no es romántica? Pues lo mismo que ocurre cuando le vendes a un lector de novela histórica una novela paranormal: se siente estafado.

Sí, sí, como lo estáis leyendo. Yo, como lectora, cuando me venden una novela romántica que no tiene un final feliz, me siento estafada, porque he pagado por una cosa y me han dado otra —lo que aquí comúnmente llamamos: dar gato por liebre—.

Muchos me diréis que todo en este mundo evoluciona, que puede haber novelas románticas con finales no felices, que las cosas, tarde o temprano, cambian. Sí, tenéis razón, pero una cosa es evolucionar y otra mandar las normas al diablo. Y la norma dice que el final tiene que ser feliz.

Hay una opción para solucionar este problema, y es muy simple: crear un nuevo género. No un subgénero, no: un género totalmente diferente. ¿Por qué no puede ser un subgénero? Porque los subgéneros están englobados dentro de un género, lo que quiere decir que, en el caso de la novela romántica, debe ser feliz.

Está claro que hay una continua evolución para ofrecer cosas diferentes a los lectores, pero no por ello tenemos que destrozar lo que ya tenemos. Es más fácil crear cosas nuevas y darles su sitio.

Y poco más tengo que decir sobre este tema. Aquí os dejo la definición que hace la Romance Writers of America de la novela romántica y el enlace donde lo podréis encontrar.

«La ficción romántica es inteligente, fresca y diversa. Ya sea que te guste el diálogo contemporáneo, los escenarios históricos, el misterio, los thrillers o cualquier otro tema, ¡hay una novela romántica esperándote!

Dos elementos básicos componen cada novela romántica: una historia de amor central y un final emocionalmente satisfactorio y optimista.

Una historia de amor central: La trama principal se centra en individuos enamorados y luchando por hacer que la relación funcione. Un escritor puede incluir tantas subtramas como quiera, siempre y cuando la historia de amor sea el foco principal de la novela.

Un final emocionalmente satisfactorio y optimista: En un romance, los amantes que se arriesgan y luchan entre sí y su relación son recompensados con justicia emocional y amor incondicional.

Las novelas románticas pueden tener cualquier tono o estilo, estar ambientadas en cualquier lugar o momento, y tener diferentes niveles de sensualidad, que van desde lo dulce hasta lo extremadamente picante. Estos escenarios y distinciones de la trama crean subgéneros específicos dentro de la ficción romántica».

https://www.rwa.org/p/cm/ld/fid=578

 

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